Otra manera de disfrutar de la romería

Centenares de personas acampan en la dehesa junto a la ermita Bótoa desde el viernes

Muchos pacenses prefieren vivir intensamente durante dos días esta tradición

A los grupos que se instalan en el encinar no les falta ningún detalle

Quini Durán y sus amigos disfrutan de la acampada en los aledaños de la ermita de Bótoa

Quini Durán y sus amigos disfrutan de la acampada en los aledaños de la ermita de Bótoa / Javier Pulpo

Jonás Herrera

Jonás Herrera

Desde la tarde del viernes cientos de personas ya acampan en el encinar aledaño a la ermita de Bótoa. Tiendas de campaña, cenadores, toldos, barbacoas y carros no faltan en cada uno de los puestos. 

Quini Durán es un vecino de Gévora que junto a algunos de los compañeros del equipo de fútbol de su pedanía acampan cada año en este lugar. «Tengo 53 años y no he faltado ni uno de ellos». Este viernes en torno a las 19.00 horas llegaron y empezaron a montar las tiendas de campañas, los toldos y todo lo indispensable para pasar dos noches a la intemperie. Cada uno lleva una tienda de campaña para dormir con sus hijos y entre todos aportan el resto de lo necesario.

Además este año cuentan con un añadido a toda la infraestructura: electricidad. Uno de los romeros que compone el grupo tiene un coche eléctrico en el que conectan toda serie de aparatos que necesiten. Tienen una tira de bombillas para cuando cae la noche, también altavoces y «nos hemos traído hasta botellero porque lo conectamos al coche eléctrico», decía Durán.

Este vecino de Gévora dice: «Ahora estamos unos 15 entre padres e hijos y a lo largo del día llegan el resto de niños con mujeres». Estiman que durante la jornada de este domingo puedan llegar a reunirse unas 100 personas en su 'jato'. «Vienen la mayoría de nuestros familiares».

En una encina cercana estaban Feliciana y María José junto con el resto de sus amigos. Este es un grupo de matrimonios de la pedanía de Valdebótoa y se consideran fieles a esta tradición de pernoctar en el campo desde hace años.

«Tenemos varias tiendas de campaña, pero hay algunos que por la edad prefieren dormir en el coche», asegura María José. Y otros, como Feliciana, prefieren descansar en casa: «Yo me voy a mi casa que la tengo cerquita y duermo mejor».

Un grupo de matrimonios de Valdebotoa disfruta de su acampada junto a la ermita de Bótoa.

Un grupo de matrimonios de Valdebotoa disfruta de su acampada junto a la ermita de Bótoa. / Javier Pulpo

Estos amigos cubren cada año todas sus necesidades: «Tenemos de todo: tiendas de campaña, carpa, un carro de despensa, una barbacoa, una plancha, hornillos...», enumeraban. Aunque reconocen que este año no han desplegado todas sus infraestructuras: «El año pasado trajimos hasta un frigorífico grande, los chavales de alrededor estaban asombrados», explicaba María José.

Estos romeros se instalan en dehesa más cercana a la ermita, un espacio que aun siendo de propiedad privada se cede al pueblo de Badajoz para poder celebrar su romería más popular. No siempre ocurrió así. Gonzalo Robles, hermano mayor de la Hermandad de la Virgen de Bótoa, explica que durante un tiempo hubo unos propietarios que quisieron impedir que ese área fuera usado por los pacenses: «Tuvimos que recurrir a una ley del siglo XVIII para poder abrir el encinar al disfrute de toda la ciudad».

Un disfrute que muchos extienden durante más de 48 horas en el campo para «comer, bailar, reír y disfrutar de la romería» de la copatrona de Badajoz.