Todo un clásico

Aquellos maravillosos Seat 127

Casi 70 de estos vehículos procedentes de distintos y distantes puntos del ámbito nacional se concentran este puente en Badajoz

Los Seat 127 llegando a la plaza Alta

Los Seat 127 llegando a la plaza Alta / Jota Granado

Ascensión Martínez Romasanta

Ascensión Martínez Romasanta

No hay que ser muy mayor -ni tampoco demasiado joven- para reconocer un Seat 127, de los que todavía se ven algunos circulando por las calles y que se han convertido en clásicos. Este puente, Badajoz reúne a casi 70 de estos vehículos, procedentes de distintos y distantes puntos del ámbito nacional. Esta mañana de sábado están aparcados en la plaza Alta y por la tarde se dirigirán a Talavera la Real. En la 'quedada' participan alrededor de 150 aficionados. Han viajado desde Valencia, León, Cantabria, Mataró, Terrasa, Sevilla, Dos Hermanas, "de todos lados, la verdad es que ha venido mucha gente de fuera y es maravilloso", destaca el organizador, Carlos Miguel Bolaños. Los más alejados han recorrido hasta 1.300 kilómetros.

La Emelba Samba, de la que solo existen una decena en España.

La Emelba Samba, de la que solo existen una decena en España. / Jota Granado

En la plaza Alta se pueden ver vehículos de todas las series de Seat 127 salvo una variante, Emelba Póker, una furgoneta (sí hay una Emelba Samba, que es una pick-up y de la que solo existen una decena en España).

Pedro y María del Mar.

Pedro y María del Mar. / Jota Granado

Pedro Maimir Quintero procede de Mataró (Barcelona) y ha realizado todo el trayecto "en marcha" con su pareja, María del Mar. 1.050 kilómetros. "Se ha portado como un reloj". De Cataluña han llegado una docena de coches. Cataluña y Madrid son las comunidades con mayor afición a este clásico de cuatro ruedas. En Cataluña más, porque "fue la cuna del 127, allí teníamos la zona franca que era donde se fabricaba al coche y hay mucha afición a Seat en general", cuenta Pedro. El año pasado la concentración se organizó en Mataró y se juntaron 104. Este año tocaba en Extremadura. Este joven es un verdadero enamorado del Seat 127, "un coche que en la época fue económico realmente y una nueva revolución, con motor y tracción delante, un coche muy pequeñito pero con mucho espacio dentro, de hecho se aprovechaba al máximo: en el vano motor tenías el motor, la rueda de recambio, el gato y dentro era muy cómodo". Motivos que conquistaron a muchas familias de la época.

El Seat 127 nació en abril de 1972 y duró hasta 1987, con la última serie, del Fura. Se llegaron a fabricar 1.300.000 unidades. Solo en Barcelona puede haber todavía unos 200 o 300 funcionando al día, "y habrá más pero están escondidos". Aún funcionan muchos, aunque "ahora con las restricciones de contaminación ha aminorado, pero yo he estado casi 8 años conduciendo uno cada día", cuenta Pedro Maimir. Su padre tuvo uno en los años 80, fue su primer coche y contagió a su hijo enseñándole fotos y vídeos. Pedro ahora tiene tres. El primero se lo regaló su padre. Le costó casi 2.000 euros hace 20 años. El segundo lo adquirió él con 18 años porque quería uno para cada día. El que ha traído a Badajoz lo tiene desde febrero. Es de 1983. "Ha estado 23 años parado y aquí está". Tuvo que ponerlo a punto. "Yo soy muy metódico y con el motor tuve que trabajar poco a poco para hacerlo funcionar; una vez que lo puse en marcha, me puse con los frenos, neumáticos, suspensión y empezar a rodarlo". Es la primera vez que hace tantos kilómetros.

Del 127 hay unas cuantas variantes: el normal, LS, CL, de segunda serie, 1.010 también segunda serie y muchas otras. La de Pedro es la tercera y última serie, la más deportiva "y más top", Fura Crono, que lleva un motor más grande, 1.430 de 75 caballos. Este aficionado es un auténtico especialista.

Carlos y Sonia, con el Seat 127 más antiguo.

Carlos y Sonia, con el Seat 127 más antiguo. / Jota Granado

Entre los concentrados en Badajoz hay algunos coches heredados, de padres o abuelos. El más antiguo de los participantes es de agosto 1972. Pertenece a Carlos Pellitero y a Sonia Alonso. Proceden de León. La afición procede de ella, porque su padre tenía uno igual, aunque terminó en el desguace. No así el amor de la hija por este clásico. "Me gustaba mucho el modelo, el color era el mismo que el que teníamos de pequeña, en el que hicimos muchos viajes". El color del que tienen ahora es "casi igual" que el del original, aunque le han dado más brillo "para que luzca mucho más, todo el mundo dice qué bonito". Lo cuidan mucho "y lo sacamos, para ir a comer los domingos y a alguna concentración".

Fueron a comprarlo a Salamanca "en un viaje a la aventura porque lo hicimos en Blablacar y el coche nunca había salido de Salamanca, el dueño decía que no sabía si llegaría a León, nos arriesgamos, lo trajimos, lo hemos estado arreglando y estamos muy orgullosos de que sea el más antiguo de todos los que hay". Cuando lo compraron funcionaba "regulinchi", apunta Sonia. "Ahora se llega muy bien hasta aquí, antes no". Tienen seis Seat 127 más que guardan en una nave en el pueblo, en Fontecha del Páramo. El modelo del que presumen está casi como el original, sin muchas modificaciones. "Es un coche familiar, con mucho maletero, muy aprovechable y cómodo".

Satu Lagar es de Zafra y compró su Seat 127 en Monesterio.

Satu Lagar es de Zafra y compró su Seat 127 en Monesterio. / Jota Granado

Entre los reunidos también hay aficionados extremeños. Como Satu Lagar, que procede de Zafra (Badajoz). Su 127 es de 1979. Le gusta restaurar clásicos. Tiene además un Dyane 6. El Seat 127 se lo vendió "un señor mayor de Monesterio que no quería tirarlo al desguace y buscó a una persona que lo restaurase, esa persona fui yo". Desde hace cinco o seis años que terminó de ponerlo a punto intenta participar en todas las rutas y concentraciones de coches clásicos que puede. Conserva su color original, no el tapizado de los asientos, que cambió por polipiel. Para este aficionado, lo mejor de este coche es "su fiabilidad, pues a pesar de los años que tiene a mí nunca me ha dejado tirado en carretera y cualquier avería se puede solucionar rápidamente, encuentras todavía muchas piezas y recambios y por eso a mí me encanta, es pequeñito y llama mucho la atención". Sobre todo, lo que más le gusta a Satu es que cuando participa en alguna concentración, se acercan los abuelos con los nietos "y les dicen que éste fue el primer coche que tuvieron o que con este coche se venía una familia entera a pasar el verano al pueblo, eso me llama mucho la atención, porque siempre escucho esta conversación".

Alejandro con su familia y su deportivo.

Alejandro con su familia y su deportivo. / Jota Granado

Alejandro Ortega ha viajado desde Madrid con toda su familia: su pareja Ana Isabel y las niñas, Carlota y Sandra. Su Seat 127 es un Fura Crono, de 1983, con el que han cubierto la distancia hasta Llerena, de donde procede un amigo que también pertenece al club. Alejandro suele recorrer con su Seat 127 unos 12.000 kilómetros al año, participa en rallies de regularidad, lo mete en circuitos y a veces lo utiliza para ir a trabajar. Ha tenido más coches clásicos. Querría ser coleccionista "pero no da para más la economía". "El 127 es un buen coche para introducirse en el mundo del clásico". Lo tiene desde hace 14 años. Lo compró por afición. Lo restauró con su padre, que ya ha fallecido y se ha quedado en la familia. Alejandro se encarga de ponerlo a punto "con amigos". En Madrid pertenecen a un club con el que realiza jornadas en circuitos o acude a concentraciones, como la de ahora en Badajoz. Para Alejandro, lo mejor del Seat 127 "son los compañeros que se hacen, porque todos nos conocemos y nos ayudamos". Todo un clásico.

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