18 años de La Crónica de Badajoz | Mariví Valor Salas Hermana mayor de la Oración en el Huerto

«La vuelta de los negocios a la calle San Juan sería un gran empujón»

Mariví Valor.

Mariví Valor. / SANTI GARCIA

Jonás Herrera

Jonás Herrera

María Victoria Valor Salas (Badajoz, 1977) se licenció en Empresariales en la Universidad de Extremadura. Es contable en una empresa pacense, pero es más conocida por ser la nieta de Pepe Salas y la hermana mayor de la Oración en el Huerto. En esta cofradía llegó cuando ni siquiera andaba y sigue con el convencimiento de seguir trabajando para hacerla más grande.

Todo Badajoz la conoce por ser la Hermana Mayor de la Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Humildad, Nuestro Padre Jesús del Prendimiento y María Santísima de los Dolores.

Se me conoce más por ser la nieta de Pepe Salas, con mucho orgullo. Pero sí, soy la hermana mayor de la hermandad de los Comerciantes.

Llegó al cargo en 2018, pero lleva toda una vida dedicada a la hermandad de los Comerciantes.

Nací, me bautizaron y mi abuelo, siendo hermano mayor, me dio de alta como hermana de la cofradía. Soy de las más antiguas porque llevo aquí tantos años como años tengo. Me traía mi madre con el carrito, cuando me pude manejar me ponía a limpiar bancos o me subía al paso de misterio a poner ‘el verde’. He pasado por todos los sitios: monaguillo, dalmática, escolta de la cruz de guía, nazareno, peditorio, camarera, de mantilla. Mi hermana Mayte me nombró secretaria, he estado 10 años con ella en la junta de gobierno y después mi junta de gobierno me propuso para ser hermana mayor, y aquí sigo.

La Concepción es su sitio favorito de la ciudad, pero dentro de ella, ¿cuál es el rincón más especial para usted?

El templo es espectacular, el bajo coro para mí es muy especial, aquí montamos todos los pasos y es el lugar en el que desarrollamos nuestra actividad. También en nuestra sede tenemos un mostrador, que perteneció a los almacenes La Paloma y en él aprendí yo a escribir. Me ponían a tomar nota de los nombres de las personas que venían a apuntarse. Pero si tuviera que quedarme con un lugar sería este banco de aquí (señala un banco muy cercano). Ese es el banco en el que se sentaba siempre mi abuelo los días de procesión en sus últimos años. El último Lunes Santo que vivió él se sentó ahí y es la última imagen que tengo yo en la hermandad. Desde entonces conservo el ritual cada Lunes Santo, me dirijo a los capataces, rezo ante el Cristo de la Humildad y la Virgen de los Dolores y lo último que hago antes de salir es mirar a ese banco. 

Podemos decir que su mandato no está siendo lo que se dice tranquilo, se ha encontrado con todo tipo de contratiempos…

Yo estoy contenta con mi mandato, pero sí es verdad que en 2020 recibimos un mazazo grande. Aún así, hemos abordado en cuatro años la restauración de los tres titulares. Se retrasó la restauración del Cristo de la Humildad por la pandemia, porque los materiales no llegaban. Después conseguimos restaurar la Virgen de los Dolores y el año pasado restauramos el Cristo del Prendimiento. Así que, muy contenta con el mandato, sobre todo porque me respaldan mis compañeros.  

¿Cree que estas restauraciones son un aporte de valor patrimonial a la ciudad de Badajoz?

Creo que sí. Se consiguió la autoría del Cristo de la Humildad, se decía que era talla anónima, tras la restauración se descubrió que es de 1707 y de Miguel Ángel Sánchez Taramas. Esto no ha sido para engrandecer el patrimonio de la hermandad, esto es patrimonio de la Semana Santa pacense y de Badajoz. Esto queda aquí y en la ciudad. 

¿Cuáles eran los retos que se marcó en 2018 cuando entró en el cargo? 

La restauración de los tres titulares de la hermandad y crear un grupo joven. A día de hoy puedo decir que lo he logrado. 

Hábleme de ese grupo joven.

Tenemos 38 corazones que se vuelcan con la hermandad, son muy trabajadores y sobre todo solidarios. Su primera acción social fue un ensayo solidario y consiguieron recaudar más de 200 kilos de comida y más de 200 euros para Cáritas. A la juventud hay que cuidarla, mantenerla y valorarla, eso sí, tienen que aprender de los mayores e ir poquito a poquito. Desde la junta de gobierno tienen todo el respaldo y estamos muy contentos de la vida que están dando a la cofradía. Han participado en los triduos, han organizado una misa en el que se impone el pin del grupo joven, hacen meditaciones… Son el futuro de una de las hermandades más antiguas de la ciudad, ya que data de 1693. 

Si tuviera que quedarse con el lugar con más encanto de Badajoz, ¿cuál sería?

La plaza Alta es uno de los rincones más especiales para mí por lo que supone el vía crucis del Miércoles Santo. La calle San Pedro de Alcántara es donde se crió mi madre. La plaza de la Soledad por ser la casa de la patrona, a la que tanta devoción le tengo. No puedo quedarme con un sitio de la ciudad, Badajoz me encanta y el Casco Antiguo más. 

¿Cuál es el espacio de la ciudad que le gustaría que se mejorara?

El Casco Antiguo necesita un gran empujón. La vuelta de los comercios a esta zona sería importantísimo, en la calle San Juan no hay ni un comercio…

¿Cuál es el lugar de Badajoz que más ha cambiado en los últimos años?

Creo que el paseo del río que tenemos ahora es espectacular. El río ha evolucionado muchísimo. El río ha venido a dar mucha alegría a la ciudad. 

¿Cuál ha sido la noticia más impactante que ha leído en nuestro periódico?

Leer las noticias de la pandemia y ver que se suspendía un Lunes Santo por una pandemia, eso solo lo había vivido en las películas. Nunca me imaginé poder vivirlo.

¿Cuál es la noticia que le gustaría leer en este medio?

Que las guerras, las necesidades y el hambre se acaban. 

¿Qué es Badajoz para usted?

Es mi tierra, es mi ciudad. Cuando me voy de vacaciones y estoy diez días por ahí ya estoy deseando volver, porque Badajoz es todo para mí, mi familia, mi hermandad, mi todo.

¿Qué cree que aporta Badajoz a la región?

Es la eterna desconocida y la perfecta olvidada. Es una de las ciudades más perjudicadas de la región.

EL TEST PACENSE

Lugar preferido de Badajoz: La iglesia de la Concepción.

Si Badajoz fuera un color... El color morado, el color nazareno

Dónde desayunar en Badajoz: En La Casona Alta o en La Cacharrería, pero siempre en la plaza Alta.

Un sabor que sea característico de la ciudad: Las torrijas de Semana Santa.

Un olor que le evoque siempre a Badajoz: El del azahar de la plaza de España.

Un sonido particular de la ciudad: Alguna marcha de Semana Santa.

Un recuerdo imborrable de su infancia en las calles pacenses: Venir acompañada de mis abuelos, mis padres y mi hermana a la cofradía en Semana Santa, o el día de San Juan por el Casco Antiguo.