Constenación en la localidad
Muere un matrimonio de octogenarios en Alburquerque por una intoxicación con un brasero de picón
Los fallecidos son Pablo Lara y Casilda Salado, de 89 y 86 años, y han sido localizados sin vida esta mañana por su hijo
La intoxicación por monóxido de carbono provoca del orden de las 125 muertes al año en nuestro país
Redacción
Consternación en la localidad de Alburquerque. Una pareja de octogenarios, Pablo Lara y Casilda Salado, de 89 y 86 respectivamente, muy conocidos en el pueblo, fueron encontrados muertos en su domicilio esta mañana, probablemente debido a la inhalación del humo producido por un brasero de picón que tenían en el baño de su casa, anexo al dormitorio.
Los dos ancianos, residentes de la calle Manuel Ferrera, tenían dos hijos y fue uno de ellos quien localizó los cuerpos sin vida en la vivienda después de que no abrieran la puerta de entrada a la empleada ni contestaran a las múltiples llamadas de teléfono que se le realizó.
La asistenta acudió esta mañana a la casa como otros días, pero nadie le abrió la puerta a pesar de su insistencia. Por ello decidió avisar al hijo quien llamó llamó varias veces por teléfono a sus padres sin hallar respuesta. Fue por ello que decidió acudir a la casa familiar de la calle Manuel Ferrera esquina con la plaza de Andrés Bozas y toparse con los hechos. El varón se encontraba tumbado en la cama, mientas que la mujer estaba sentada en el salón. La casa se hallaba cerrada a cal y canto dado las bajas temperaturas reinantes por la noche, lo que pudo provocar la intoxicación por monóxido de carbono a falta de ventilación. Aunque se dio aviso a la Policía Local, la Guardia Civil y los equipos sanitarios nada pudo hacerse por ellos.
Los cuerpos sin vida de este matrimonio fueron trasladados esta tarde al instituto anatómico forense de Badajoz a fin de realizar la oportuna autopsia y confirmar las causas de la muerte.
El picón es un carbón vegetal que se obtiene de la quema de leña de encina y de otros árboles. Tiene un alto poder calorífico y bajo coste, y todavía se sigue utilizando con frecuencia en las zonas rurales. La mala combustión de estos braseros provoca que en vez de generar dióxido de carbono se genere monóxido de carbono, que es altamente peligroso, pues provoca asfixia interna al impedir que la sangre capte oxígeno.
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) estima que la intoxicación por monóxido de carbono provoca del orden de las 125 muertes al año en nuestro país.
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