Una gesta kilométrica de un pacense

‘Maraton man’, el pacense de acero que desafía a la lógica

Javier Acero completó en un mismo fin de semana la Media Maratón de Mérida y la Maratón de Zaragoza, sumando a los 63 kilómetros de ambas pruebas los más de 600 del trayecto que recorrió en coche sin apenas descansar

Javier Acero, exultante, tras terminar la prueba en Zaragoza.

Javier Acero, exultante, tras terminar la prueba en Zaragoza. / CEDIDA

Luis Rollano / David Martín

Puede parecer el título de la película de un superhéroe. Pero la realidad es que es la historia de un hombre de carne y hueso que ha hecho una heroicidad sin necesidad de competir ante nadie más que sí mismo. Y es que al pacense Javier Acero su apellido le viene que ni pintado, ya que este fin de semana logró completar un reto mayúsculo cruzando la meta de la Media Maratón de Mérida el sábado y haciendo lo propio en la de Zaragoza el domingo después de recorrer los 660 kilómetros que separan ambas localidades sin apenas poder conciliar el sueño en el trayecto y con un café frío y dos donuts para coger fuerzas a primera hora del día. 

El viaje fue en coche acompañado, realizado por turnos y con los descansos correspondientes hacia la localidad maña después de completar su inscripción a última hora para poder estar presente.

Empezando esta historia por el principio, el atleta pacense fue a Mérida con la idea de hacer de liebre a un amigo. No obstante, la calurosa carrera provocó el cambio de planes en el kilómetro seis. A partir de ahí, Acero continuó, y con el ánimo de las calles emeritenses fue sumando kilómetros a su contador, terminando la carrera. La charla para compartir el momento con otros participantes desbarató, por diez minutos, su plan inicial de coger un autobús en Madrid, lo que le obligó a ir a Zaragoza en coche desde Mérida.

Una vez allí, el deportista tuvo la oportunidad de descansar una hora, aunque él lo sintió de otra manera. «Es como si hubiesen sido ocho horas», declara. Entre la euforia, satisfacción y disfrute logró terminar también los 42 kilómetros a un ritmo de 4.27 minutos por kilómetro. Hacer 63 kilómetros en menos de doce horas no deja de ser una bendita locura, pero para él no supone un sobreesfuerzo tan gigante como podría serlo para el resto de los mortales. «La costumbre de levantarme temprano cuando hago salidas de montañismo me hace estar acostumbrado a esto», sostiene el deportista del Club Maratón Badajoz.

Todo comenzó en pandemia

Este pacense inició su aventura con las salidas permitidas para correr o andar durante la COVID-19. Con el tiempo, comenzó a incrementar las distancias, haciendo circuitos por el parque del río de 8 o 10 kilómetros y haciendo algunas de las pocas carreras que se hacían, en las que había que llevar mascarilla. Le fue pillando el gusto, apuntándose al Maratón de Badajoz, en noviembre de 2021, y, al domingo siguiente de ese Maratón, a la media de Madrid. Tras disfrutar con ello, en diciembre, hizo la Maratón de Málaga, donde conoció a otro ‘loco’ runner natural de Badajoz que estaba inmerso en el reto de una maratón por mes del año. Aquello le impresionó y motivó a hacer en su primer año siete maratones, varias ultras, tres y maratones y unas cuantas carreras de montaña. Todo ello sin un plan de entrenamiento y «con el objetivo de disfrutar».

Próximos retos

Su objetivo más ambicioso es poder hacer el UTMB (Ultra Trail del Mont Blanc), para el que ya tiene plaza, y al que debe prepararse a conciencia. Son 172 kilómetros y más de 10.000 metros de desnivel positivo. «Es importante preparar cuerpo y mente», dice. Antes, este sábado, participará en la ASICS Penyagolosa Trails. Y es que el propio, dice tener también un secreto para sacar tanto tiempo para hacer este elevado número de carreras. «El hecho de no tener niños me permite estar un poco libre», admite entre risas.